jueves, 25 de junio de 2009

Adios de soledad.


Hoy mientras dormía, he sentido unos ojos que me miraban desde las sombras. Al despertar, he preguntado a la mujer que duerme en el cuadro de la pared, pero no dijo nada. Con los ojos cerrados y su media sonrisa, dormía. Como siempre.

Sentado en el taburete de cada día, me preparé un té con una nube de leche y su aroma se precipitó sobre los objetos que dormían sobre la tarima. Daba vueltas y revueltas a al cucharilla metálica sobre la loza roja de la taza cuando ví como la soledad, con su eterna maleta, se marchaba por la ventana, donde se descolgaba la luz de la mañana. Al irse me dijo:

Adiós compañero, ya no puedo acompañar tus soledades. Es dificil competir con ella...

Atónito, la miraba desaparecer entre los visillos de la ventana, cuando tú, al otro lado del mar, vestías la desnudez de tu cuerpo con sonrisas y un pensamiento se desprendía de ti, vestido con mi retrato.


G.L.G. para M.

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