sábado, 8 de agosto de 2009

llueve en Perseo




Como cada Agosto llegan a los cielos nocturnos cargadas de deseos. Son los anhelos de los ojos románticos que contienen su aliento tras el fugaz paseo por el horizonte oscuro. Entre los brillos de los astros navegantes, aparecen con su majestuosa cola de luz, cual desarmados ejércitos centelleantes cabalgando el cielo. Anclados a la tierra las miramos desaparecer, una tras otra, en esa hora mágica, en que los sueños acaso pueden acariciase al materializar su halo. Esta noche acudiré al cielo con la barca de sueños para tender las redes y verlas atravesar la malla de suspiros y desaparecer. Fueron lágrimas de olvidados dioses o santos de antaño, más para mí, son y serán la materia exacta de las ilusiones que imploramos a los vigilantes astros de la noche y que habremos de cumplir para volver a pedir sucesivamente hasta que se extingan las estrellas en nuestras pupilas al final del viaje.

No hay comentarios:

Publicar un comentario