En la lejanía un lobo aúlla desgarrando las tinieblas y el viento trae hasta la costa su sonido. La mar lo envuelve con la cadencia irregular de su canto eterno depositándolo en la orilla, donde duerme la arena de una playa solitaria. Bienvenid@, navegante a mi mundo convulso. El lobo imprimió su huella en la arena para que te recrees, leas y sonrías.
jueves, 20 de agosto de 2009
Mirando el silencio
Te miro y aguardo: nada. Mi tacto te devuelve al bolsillo donde yacen los recuerdos. Una nube pasa por el cielo dibujando tu sonrisa y la tarde se hace larga como las sombras del ocaso. Vuelven mis ojos a ti, aguardo: nada. Jugueteo con él en mis manos, demasiado grandes para tus manos, demasiado hambrientas de tus caricias, demasiadas manos, vacías, sin nada.
Regreso al poco rato y te observo: la pantalla vacía dibuja las horas que pasan y se pierden sin noticias. Nada. Te pregunta otra vez mi mirada inquieta y aguardo: nada. El sol se derrumba pálido en el horizonte distante mientras las olas acarician la costa y tengo envidia de la mar.
Mis pies, pesadas anclas, encaminan sus pasos hacia el vacío de paredes desteñidas, mientras fugaz, la vista se posa en ti y aguardo: nada. Suspiros anegan el aire enrarecido de la noche, donde acuchilladas las estrellas han perdido su fulgor y el viento amordaza a las palmeras mudas como tú en la distancia. Al llegar a la alcoba, donde una vez te quité la ropa, miro de soslayo tu cara y aguardo: nada. Con desdén te arrojo de mi lado y aborrezco al mensajero de tu silencio injusto, que calla porque tú callas condenándome al silencio.
Mañana no amanecerá temprano ni tarde porque tú habrás matado la luz que daba vida a mi rostro y cerrando los ojos destilaré diamantes que han correr libres fuera de mí. Ya nada será posible si amanece mientras aguardas y callas...Mirando el Silencio.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario