sábado, 15 de agosto de 2009

Tarde de playa


Los largos dedos del viento rozan la piel de la arena que brilla, mientras el sol navega al occidente, dorando mar y costa a su paso. El apacible cielo del oriente aun no se ha vestido con el manto de Tanit, custodia de las Hespérides, antes de nacer la mordida luz de las perlas en el horizonte. Viene a mí el rumor azul del océano que destila innumerables chispas titilantes en la superficie como la estela de oro de un barco y corceles blancos se acercan bramando a morir en la orilla desnuda de la playa que un día iluminaste con tu sonrisa.

Por el lobo que camina.

Texto e imagen son Luparias

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