domingo, 4 de octubre de 2009

Mientras Dormía.



Anoche mientras dormía sentí un roce, no muy lejos de la nuca, que me hizo estremecer. De entre las nieblas del onírico surgió una voz que me llamaba por mi nombre. Al principio no hice caso por no distinguirse bien del ruido de las aguas que mecían la goleta. Bajo el influjo de la luna, poco a poco cobró fuerza junto a una melodía entrelazada en un galimatías de notas confuso y bello al mismo tiempo. Alguien entre la bruma se acerba por sotavento, privándome de descubrir su presencia con el olfato.

Cuando al otro lado se divisa la delgada línea que nos une a la vigila del cuerpo mortal, más aún se es tripulante en la goleta de los sueños, se puede abrí los ojos al interior para contemplar lo que se desea.

La silueta, despacio se acercaba hasta rozarme. Iba Vestida de nubes y viento, su vaporoso vestido se mecía dibujando las redondeces voluptuosas de una mujer hermosa: el rostro inyectado en la luz de amaneceres, resplandecía donde dos luceros oscuros alumbraban; los labios de fresa entre abiertos en clara sonrisa; el estirado cuello sobre unos hombros desnudos; los pechos inhiestos amenazando romper las nubes que los vestían y el pubis sostenido por dos columnas griegas y perfectas.
Suspendida en el aire se acercaba más y más a mí y cuando ya casi rozaba sus labios, el viento roló llevándose lejos su presencia. Con el viento a favor pude apreciar la esencia que envolvía su cuerpo y vestía el mio, en ese momento, una sonrisa afloró en mi y las nieblas engulleron el barco de los sueños llevándoselo mar adentro, a lo más profundo del onírico mar.

Al despertar por la mañana y contemplar los rayos oblicuos que se filtraban por los visillos de la ventana, una fragancia inundó por un instante mi despertar y supe que en los sueños todo es posible, mientras que en la vigilia todo es soñar...

Por el lobo que camina.

** imagen es luparia

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