En la lejanía un lobo aúlla desgarrando las tinieblas y el viento trae hasta la costa su sonido. La mar lo envuelve con la cadencia irregular de su canto eterno depositándolo en la orilla, donde duerme la arena de una playa solitaria. Bienvenid@, navegante a mi mundo convulso. El lobo imprimió su huella en la arena para que te recrees, leas y sonrías.
miércoles, 25 de noviembre de 2009
Esta mañana
**Imagen Michael & Inessa Garmash.- Waiting for love. oleo
Esta mañana temprano sentí unos dedos tamborileando sobre la claraboya, entonces, abrí los ojos despacio y me puse a escuchar su sinfonía. La cadencia aumentó de súbito y afinando la barandilla, gotas agudas tañían el metal, mientras otras más graves caían sobre el asfalto y las baldosas.
En la palmera que asoma a la ventana, su música era pausada y lenta, con ligeros coros que el viento hacía, al mecer sus brazos arbóreos. Rebujándome entre las sábanas, apreté los ojos y el embozo, para que no huyeran ni el calor ni la música que mecía mi mente dormida. Con la melodía del agua, vinieron a mí las sirenas del mar de los sueños y entre sus dorados cabellos quedé enredado sin remedio.
Adios lluvia; hasta que la luz venga a rescatarme.
Por el lobo que camina.
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