domingo, 13 de diciembre de 2009

Reina de sirenas


** Imagen Michael & Inessa Garmash. Ocean for two.

Sentada en las gradas que miran a la mar, rodeada por la noche. Así te recuerdo.


Las olas rompían el oscuro manto de la mar, mientras su sonido te acariciaba de cerca, apenas iluminada por esa farola que rasga la sábana oscura de la noche. En medio de la soledad de las rocas que emergían en la bajamar, una garza de alas blancas volaba a ras de esas olas que rugían en la orilla intentando besar tus pies acariciados por la arena.

Dime, diosa de las rocas ¿Qué mensaje trae la marea hasta tu costa? El viento arrecia desde poniente tiñendo de sol tu cabello, esa bandera que ondea en los barcos procedentes del norte que arriban a mi isla desierta.

Quise ser viento y pasar a tu lado aspirando tu aroma. Quise ser ola para acercarme despacio y susurrarte al oído la canción más hermosa. Quise ser astro para iluminar el rumbo de tu navegar preciso. Quise ser todas las cosa que tu mirabas, allí donde mueren las olas, para sentir los vientos que apagan las estrellas envidiosas- de ti-.

Tú no lo sabes -y puede que nunca lo sepas-, pero yo festejaba tu presencia quieta desde mi atalaya, implorando a los dioses una luz de faro para alumbrar un segundo tu faz .Quise adivinar en el rostro de diosa,- a cada lado de esa sonrisa de nácar y perlas, - los luceros de mar que habitan en ella. Dos profundas simas, tan claras, que antes de mirarse en ellas, hacen naufragar a los barcos ciegos.


Hoy he vuelto al rompiente donde las gradas vacías me recordaban a ti. La mar triste moría y sus lamentos insomnes no eran para mí, el asiduo caminante de la bajamar. Las olas traían prendido del viento tu nombre, entre el rumor de algas y corazones de sal. Cuando regreses a tu reino junto al mar, Ulises ya habrá roto las maromas que lo aferraban al mástil, reina de sirenas.

Por el lobo que camina.


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