miércoles, 4 de agosto de 2010

Una noche cualquiera.


Imagen es luparia.-

Anoche, mientras revoloteaban las palomitas alrededor del candil, vino a mi mente un pensamiento embargado de silencio, y me ha dado por preguntarme ahora que luce el sol, por todo aquello que acaeció en la hora bruja.

Silentes estrellas adornaban el manto raso de la noche como delicadas perlas luminiscentes; una brisa procendente del atlante traía esencias de ultramar aprovechando la marea y desembarcaba espuma en la arena oscura de la playa. El mundo ajetreado de los hombres dormía aparentemente, aunque las luces de neón de los edificios y el rugido esporádico de los coches a pasar apenas miente al observador callado:es verano.

Sobre la mesa una solitaria botella vacía de vino acompañaba a la ensaladera traslúcida que devolvía los reflejos añiles del titilar de la vela. de pronto tú cabeza sobre mi hombro se estremeció y al alzarse las luces de los faros, brillaron quedas sobre mi costa. Tu voz sonó distante como esas olas calladas que mueren en la arena de la playa y tras la prengunta, mi mano siguió la tuya hasta la cama de la alcoba.
En la penumbra el reflejo naranja de la farola jugaba sobre el cuadro de la pared pintado flores nocturnas, y el eco de tú repiración invitaba al sueño a la dermis entrelazada y horizontal.

Anoche, sucedió el amor nuevamente.

por el lobo que camina.


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3 comentarios:

  1. Bueno Lobo...no solo de poesia vive el hombnre ¿no? Saludos

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  2. La playa...siempre espera a su ola.

    Abrazo.

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  3. Una bella noche; lo es siempre cuando el amor brilla y renace entre la sombra. En esos momentos;¿que importa lo que nos traiga el amanecer?
    Saludos afectuosos.

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