En la lejanía un lobo aúlla desgarrando las tinieblas y el viento trae hasta la costa su sonido. La mar lo envuelve con la cadencia irregular de su canto eterno depositándolo en la orilla, donde duerme la arena de una playa solitaria. Bienvenid@, navegante a mi mundo convulso. El lobo imprimió su huella en la arena para que te recrees, leas y sonrías.
jueves, 27 de enero de 2011
Luces y sombra III
F.Liu
Hoy la luz entra por el quicio de las hojas en el seto del jardín, inaugurando la tarde o clausurándola más bien. El viento las agita trémulamente, pero a sotavento, permanecen oscuras, casi sin voz. Es en el otro lado donde brillan deslumbrándome a cada instante con su fulgor, y se enervan como si fueran olas doradas en el verde y alto mar que me separa del ruido de la calle. No. Hoy los ruidos no están a fuera, ni siquiera en el hilo de radio que llega desde el apartamento de al lado. Hoy se escuchan atronadoras palabras de silencio en mi interior; las dudas de ese Hamlet en el que los hechos me han convertido.
Los perros, inquietos, me observan meneando la cola, ajenos al marasmo que acaece en las profundas simas de mi mente. Para ellos, la luz que se aleja es la señal festiva del paseo y ahora interrogan los gestos buscando una coartada para ladrar. Muevo inconscientemente los ojos hacia la claridad, haciendo partir las áureas naves del pensamiento de este puerto oscuro, y entonces, sucede lo inevitable: ellos me arrastran a la calle.
El paseo destila los últimos rayos de un sol que se fuga, de puntillas, detrás de las copas de los árboles; los coches vienen o van por la oscura serpiente de asfalto sin saber a donde; algunos, han encendido ya las luces e iluminan de vez en cuando las flores del parque. Así estoy yo, como ellas, parcialmente iluminado por una farola, persiguiendo a mis perros detrás de la cadena, sin saber ni a dónde, ni hasta cuándo, me habrán de conducir los pasos.
La luz se ha fugado definitivamente una vez más, dejándome asolas con este ruido que lo ensordece todo a mi alrededor; lejos, en el oriente, se descuelgan timidas las primeras estrellas y su silencio, distante, me parece más cercano que las sombras que me rodean sin pudor.
Por el lobo que camina.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Un puñado de dias sin pasar a verte y algunos hermosos textos por releer, fantasticos como siempre. Un gran abrazo
ResponderEliminarAgradable sabor dejan tu escrito en tu memoria, y uno que otro interrogante de la existencia que día a día nos hace compañía.
ResponderEliminarAbrazo oceánico!
Ya sabes que el lobo nunca pasa lista, pero siempre reverencia las huellas que dejas. Aulludos afectivos aunque todavía el horizonte no esté dormido
ResponderEliminar¿En mi memoria o en la tuya?
ResponderEliminarLa vida es un gran interrogante sin más certeza que la propia muerte.
Aullidos de mar y algas
Maravilloso blog
ResponderEliminarGracias Oh amable.
ResponderEliminaraullidos y reverencias, renacentista.