Imagen tomada de la red
Hace tanto tiempo que no escribo que he olvidado la formula exacta, el abracadabra que antaño me conectaba con cada palabra. Aquello que siempre ha sido río en mi, ahora, se filtra en la tierra permeable que me rodea y desciende hasta el umbrío lugar, donde, de algún modo, permanece en silencio; Arriba sigue creciendo la hierba igual de verde, el hibiscus se adorna con flores de sangre y polen de sol, nada ha cambiado, pero todo es ya distinto.
Los Aliseos-alisios- barren nuevamente el paseo, y poco a poco recupera la traquilidad perdida durante el estío; el bullicio se ha convertido en una bandada de ruidosas aves verdes que revolotea de árbol en árbol intentando contagiarnos su alocada alegría. Pienso en todo esto mientras contemplo una vez más el renglón vacío de una nota, como si la nada hubiera engullido todas las historias o simplemente éstas ya no pugnanran por salir. Quizá esta sequía provenga del la lluvía marzo o de las pasadas tormentas de verano- aún es verano- Tal vez sea el sìntoma de otra enfermedad pasajera, que solo un nuevo amor - el amor es siempre nuevo- curará removiendo los cimientos de lo que ya se ha ido.
Por el lobo que camina
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