jueves, 8 de septiembre de 2011

Cuando muere la noche

Atroshenco.- Candela


La arena osura de la noche se desmorona hora a hora; se esparce como el aroma de los quiscualis sobre el jardín;se embelesa asida a la proa de la luna que declina para irse a dormir. Estrellas silenciosas se mecen en la sábana oscura de la mar y la espuma teñida de luna, dibuja el contorno de una costa profundamente dormida. Como un ladrón el sueño ha huido y a tientas lo busco entre las alargadas sombras que pueblan la alcoba.Se ha ido sin hacer ruido prendido de la brisa que se adentra y recorre una sala teñida de tiniebla. Veo la sombra de su velero alejarse ilunado por luz de una farola; y se va y me deja encaramado a la vigilia como un faro cansado de lucir. Enciendo la luz de la mesita y los duendes de la noche se esconden de mi; en la pared opuesta un reloj de sombras en fuga dibuja la figura de una diosa que se acerca, y entonces sin darme cuenta, apago la luz de mis ojos procurando estar atento al canto primero de las aves que anidan en los viejos magnolios del paseo. Solo se escucha silecio y el ensordecedor crujido de la noche al morir.


Por el lobo que camina.

1 comentario:

  1. Me encantó. Me encontré ahí, entre medio de la penumbra y viendo cómo huían los duendes. Bárbaro!

    J&R

    ResponderEliminar