sábado, 10 de diciembre de 2011

Ducentésimo primera y solo tú



Imegen es luparia.-

Aviso a navegantes:

La presente lobunada es la ducentésimo primera; no sé si son muchas o pocas, si la singladura ha sido larga o corta, pues mi navegar errante es el que es, y no hay tiempo que lo sopese en su balanza. Echando la vista atras, recuerdo al menos una docena de ellas a las que con el tiempo he tomado aprecio, y por ende, me sucede que de entre los amables lectores de la bitácora puedo destacar un puñado de almas que me estremecen con sus comentarios. Llegados a este punto, no se me ocurre mejor manera de celebrar ésta efeméride, que escribir una vez más con el corazón atado a la pluma o si me lo permiten: desangrarme en cada palabra...
Atentamente G.L.G.



Se deshace la tarde en tinieblas y el cielo opaco, apemas deja entrever sus estrellas. Heme aquí cargado de razones para amarte nuevamente: el amor es siempre nuevo decía un navegante. Me quedo mirando la mar y su espejo atento a cada movimiento; y mantengo que por cada daño he recibido un beso, un abrazo y un te quiero sin letras esculpido con el sello de tus dedos. Como el viento que regresa de oriente cargado de esencias, así arrivaste nuevamente: limpio, fresco y honesto. ¿ Y qué fue de mí, apresado en uno de los versos de Becker? Me dabatía entre las olas altas y las altas torres de mi orgullo, donde las verdades no se conocen, pero se coronan soberbias. No; no soy el gerrero, ni la lanza y sin embargo envisto con la misma fuerza despedazando siempre aquello que más quiero. Pudo el sabio aprender que el joven pescador es sabio tambien y que en la mar del amor, nadie navega con más barcos, ni siquiera con el más grande. No hay copas que contengan diferentes medidas. Son siempre la misma; el mismo fondo, el mismo sentido, el mismo sentimeinto al fin: la misma fuerza que vence al miedo enemigo del amor.
Asi hemos pasado la semana: reconociendonos; viendonos iguales; bebiendo sentimiento. No me arrepiento. Y sin embargo me duelen mis propias palabras, mi ignorancia. Por eso cartografío sin descanso las islas de nuestro nuevo mundo, sin olvidar que somos hoy más por tú lucha, que por mi genio.

" Entonces mis ojos destilan otro diamante que recorre lento la pirámide que lleva a los besos: el amor ha resucitado."
Laüra Nin/


Por el lobo que camina.

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