sábado, 18 de mayo de 2013

Las horas bajas



imagen es luparia

Son las horas inciertas que nos asolan; las horas que se extravían con la mirada perdida en el techo de una habitación a oscuras.Son las horas que navegan sin rumbo, trazando círculos en nuestra mente traviesa.En ellas cabe la mirada fugaz de aquella rubia al pasar a nuestro lado; los ojos de fuego que nos incendiaron en el pasado; la gelidez de una separación definitiva; el acero de una traición, las palabras de un conversación jamás mantenida.

Son como el andén de una viaja estación, carcomida por la realidad de lo imposible, que no espera ya nuevos trenes, tan solo despedidas. El musgo y la hierba crecen junto a los rieles ocultando el guarda aguja que lleva a una vía muerta.

Durante esas horas, te abandonan las musas, y escribir se convierte en un papel blanco que da vueltas y más vueltas en la habitación. Es una paloma desconcertada por las luces de la noche; un velero que navega buscando un faro y que tan solo encuentra tinieblas. Amanecerá un sol sin calor, cuya turbada luz se perderá entre la ceniza de las nubes; los árboles negarán la sombra y las aves su leve canto.

Las horas bajas no tiene himno, tan solo el certero sonido de la soledad precipitándose gota a gota;fluyendo sin dejar rastro en un cauce vacío. A veces uno busca recordar algo y tan solo encuentra pequeñas islas donde hasta ayer hubo continentes.Las dudas se tornan fosas abisales donde nos hundimos como pecios,lentamente, inexorablemente, hasta la eternidad.

Por el lobo que camina.

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