sábado, 24 de octubre de 2009

Reino de la sombra.



El ruido sordo de las manecillas del reloj martillea en los oídos, lentamente, como pasos certeros del tiempo que va devorando las horas con cada lamento. En el pabellón donde se juntan los sonidos, escucho el golpe de la sangre contra las paredes de mi cuerpo, como mares que se sublevan.

La incandescencia de la luz irrumpe entre las sombras del cuarto al levantar tímidamente las persianas un momento. Me detengo y bajándolas de nuevo, aprieto los ojos para no sucumbir a la mañana que con sus ruidos, aletea ahí afuera.
Permanezco envuelto en el lienzo de la noche resistiendo como lo hace la arena frente a la marea: abocada a reconocer la inexorable victoria de la mar. Ola a ola inunda el cuarto pintando de color los muebles quietos, mientras la oscuridad se fuga por las rendijas al interior del armario.

Por un instante contemplo como se desvanece el muelle donde se mece el barco de los sueños y es entonces que abro la cuenca de espejos para contemplar en la mar revuelta de las sábanas blancas, el cuerpo del que fui preso.los implacables dedos de la luz lo desintegran dejando una arrugada y sudorosa almohada en su lugar.
Alargo la mano acariciando donde su dorado cabello yació junto al mío y susurrando con voz queda me despido de ella hasta que vuelva a reinar en la alcoba el mundo de la sombra.
Por el lobo que camina.

**imagen es luparia

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